sábado, 28 de febrero de 2009

Irena Sandler

Define la real academia el significado de la palabra bondad como : Natural inclinación a hacer el bien.

Pero cuando con un simple gesto pudo apartar la mirada del dolor ajeno y ella eligió calmarlo como el suyo propio, más de dos mil quinientos niños tuvieron la suerte de encontrarla en su camino...
es cuando la palabra bondad tiene un significado.
Irena Sandler vivirá para siempre en cada uno de ellos.

jueves, 19 de febrero de 2009

Cuando ves el amor

Y me refiero al amor sin condiciones, sin compromisos, sin deseos.
El amor por amor.
Ayer murió Tía Pepa. Hasta siempre.
Una de las cosas más bonitas de las que he disfrutado en mi vida es el amor que mi padre y sus hermanas/os se profesan. A lo largo de su vida se han amado sin condiciones, superando las distancias, acercando los momentos, abrazando los dolores como de cada uno el de los demás.
Queriéndose con virtudes y defectos y en ello trasmitiendo esperanza.
Acudiendo unos a otros sin necesidad de llamarse, sólo sabiendo que es el momento de estar.
Ellos son, el amigo que nunca te abandona, la madre que siempre cobija, el abrazo que de verdad te rodea y la fuerza que siempre te llega.
-¡ Cuánto duele perder un hermano! , fueron las palabras de Tía Lola al abrazarnos ayer, unas palabras que no sólo encerraban su dolor, sino que sentían el mio también. Ella es así, siempre queriendo y queriéndote.
Y es ahí, no sólo en la forma en que ellos lo sienten, sino en la que lo comparten, cuando ves el amor.

- ¿ Sabéis una cosa ?... Yo he visto el amor.

viernes, 13 de febrero de 2009

Lo que se puede ver...

Me gusta mucho observar, cuando paseo, cuando trabajo, en casa, incluso cuando leo. Y me gusta hacerlo porque observando se puede ver más de lo que se mira. Observo como hablan las personas, como se mueven y haciéndolo muchas veces puedo ver más allá de un simple gesto o de una palabra. Incluso he visto, quien como yo, observa. ¿ Qué si tiene algún fin ?. No lo se. Lo he hecho siempre y de manera instintiva, no me distrae hacerlo y creo que se aprende mucho. Puedes ver la timidez en una mano que saluda, o el compromiso en unos labios que sonríen, hasta una pasión oculta en la mirada. Puedes ver el lado cómico en una situación de tristeza, o la pena donde se celebra algo.
Incluso la escritura se puede observar, puedes leer la rabia, la dulzura, la maldad, la alegría... y puedes leer el carácter, el talante, los sentimientos y conocer el comportamiento de una persona, incluso a veces, sus razones. Puedes diferenciar si actúa, si siente, si se esfuerza o se conforma. Pero esto lleva tiempo.
En una situación reciente en la que nos encontrábamos un compañero y yo, necesitamos dirigir un escrito, solicitando ambos lo mismo y alegando las mismas causas, decidimos por ello seguir una linea y usar casi las mismas palabras en el texto. Después de acordado, cada uno preparó su escrito. Bien, pues cuando leí ambas cartas me sorprendió muchísimo, la mía era muy comedida y la suya totalmente visceral. Una parte de nuestra forma de ser iba en aquellas cartas.
Empecé a escribir este texto después de estar chateando, asombrada por lo que se puede ver en la escritura del general de un chat, si observas con paciencia te das cuenta de los miedos, las inquietudes, los deseos; los buenos y los malos. Puedes ver los delirios y las esperanzas... en fin, puedes ver a las personas.
Es posible que leyendo esto tú puedas verme a mí.
Pero no dudes que te estaré observando mientras me lees.
( Guiño)

miércoles, 11 de febrero de 2009

Anónimos con nombre propio

Dicen que cada ciudad tiene el suyo; ese personaje que pasea por sus calles y que con su extravagancia y su oculto pasado va formando parte de la historia de la misma.
No recuerdo la primera vez que la vi, pero sí que un día al verla la reconocí y a quien iba a mi lado le dije: Es Heidi.
Nunca supe su verdadero nombre y lo que conocí de ella me llegó como una historia de juglares, contada aquí y allá. Pobre infeliz decían, se volvió loca y su familia que es pudiente no quiere encerrarla. Alguien comentó una vez que al caer la tarde venía su madre a buscarla.
Heidi era de esas personas a las que no puedes situar en una edad, sería mayor de...o menor de...creo que no tenía edad.
Era una mujer alta, - está entradita en carnes decían algunos- de complexión fuerte y andaba casi siempre con prisa intentando abordar a alguien. Su manera de vestir, falda excesivamente corta, jersey ajustado, medias, tacones anchos, pulseras y un bolso en su mano, así como su maquillaje, le daban el aspecto de una mujer anclada en su pasado, probablemente en el mismo momento en el que se oscureció su mente.
Una base de maquillaje puesto sin saber, una sombra de ojos azul, y dos mejillas pintadas en exceso le habían costado su apodo: Heidi.
Le gustaba pasear entre la Plaza Weyler y la céntrica calle Del Castillo, caminando arriba y abajo, insinuándose a los hombres y pidiendo unas monedas a las mujeres. ¡Niña ! Déjeme unas monedas!. Y cuando no las conseguía se alejaba murmurando.
Hace tiempo que dejé de verla y a veces me pregunto, ¿ qué habrá sido de Heidi ?

jueves, 5 de febrero de 2009

Y me acordé de Teresa.

Publicado por Clara en Tiscalianos.

Hablaba y hablaba... Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.
Max Aub

Cuando lo leí, pensé en Teresa.

Teresa lleva años manteniendo la limpieza de la familia, a su manera, que no es una manera cualquiera, es la suya propia.
Teresa habla de todo, sin ridiculizar nada.

En los últimos días de su madre en casa, trabajaron las dos mano a mano, como en un simbólico pase de testigo. Mantenían intensas conversaciones, Teresa exponía y sentenciaba y su madre asentía.
De la casa del abogado, Teresa se traía las leyes. De la de la maestra, los problemas de la educación y la infancia. Y de su ir y devenir por la vida, cuantas cosas oyera.

No necesita Teresa que la mires para hablarte, ella sabe que las palabras llegan en la distancia.
Habla y hace silencios. Y sin que te des cuenta, te hace pensar.

Teresa en su parsimonia es un torbellino. Lentamente te hace huir de una habitación a otra, levantando los pies, atrapándote en un rincón sin que te des cuenta. Y nunca falta a su cita.
Incluso la he visto llegar antes que Los Reyes Magos cuando este día cae martes.

Teresa tiene su sitio. Y lo sabes, cuando queriendo disponer de la casa, alguien dice;
Hoy viene Teresa.

domingo, 1 de febrero de 2009

Mi gata y los avances tecnológicos


Todo empezó un día en que nuestro viejo televisor se apagó. Conectamos y desconectamos, le dimos la vuelta, lo levantamos, volvimos a colocarlo ( incluso me pareció ver que alguien lo acariciaba ) y nada, aquel fue su último telediario.
Era un televisor grande en todos los sentidos, su pantalla, su base y sobre todo su parte superior. Supongo que el hecho de que Luna -así se llama mi gata- se echara sobre él, era debido a dos motivos fundamentales; El primero que no tenemos chimenea y el segundo que nuestro televisor se calentaba.
Esa misma tarde corrimos al centro comercial, necesitábamos un nuevo televisor. Toda una gama de aparatos de última generación se mostró ante nuestros ojos. Pantallas de plasma, de menos plasma, LCD , HD. Un mundo nuevo y desconocido para mi. Planos, extraplanos, ultraplanos. Con sistema incorporado de balanceo de seguridad. Uff.Reconozco que por prudencia no lo hice, pero casi estuve a punto de preguntar si en aquellos televisores cabía Matías Prats. No tenían fondo, casi no tenían base y lo más importante, no tenían parte superior.¡ Pobre Luna !

Había que elegir uno y con él nos fuimos a casa.¿ Raro y feo ?. No, distinto.Le sobraba mesa - el otro la llenaba toda, ays -pero la imagen era de una calidad asombrosa.Luna participó en las tareas de desembalaje, subió y bajó de la mesa muchas veces, se atrevió a tocarlo con su patita, y salió huyendo cuando aquel se balanceó.
Desde hace un año y medio, Luna, no ha dejado de rondar nuestro televisor, cada día se acercaba más, en muchas ocasiones intentó subir sobre él pero sus intentos eran fallidos, no había espacio. Agotada de intentarlo la mayoría de las veces se sentaba delante de la pantalla mirando hacia nosotros. Incluso alguno de nosotros llegó a decirle :¡ No ves que no tienes sitio, boba !. Anda, baja de ahí.

Pero dicen que quien la sigue la consigue. Yo no estaba en casa el día que sucedió, pero mi hija inmortalizó el momento con la cámara de su teléfono móvil. Es lo que pasa ahora con los jóvenes, que siempre tienen la tecnología en las manos.Aquí  dejo la imagen.
La perseverancia da sus frutos.
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