Así es como se nos pasó anoche la noche, " válgame la rebuznancia". Y es que a las tres de la mañana no pude menos que acordarme del camarote de los Hermanos Marx, vaya tráfico.
Aprovechando que el Postman después de ducharse y cenar se había quedado dormido en el sofá, agarrado al mando por supuesto, y que la Srta Scarlata pasaba la noche fuera, dejé que los niños, a pesar de la hora pues pasaban ya las once, disputaran una guerra de pokemons en las DS y así sentarme con tranquilidad frente al pc.
En una de las visitas que me hizo el peque para preguntarme no se qué, a veces me vuelvo una madre desnaturalizada y no escucho cuando me hablan y dejo que hagan cosas a horas intempestivas, el fin ( bloguear) justifica los medios. Como iba diciendo, en una de esas visitas se me ocurrió decir que hoy pasaríamos el día en la playa, y ahí empezó todo. Sergio, que si es responsable, decidió que lo mejor era acostarse ya para madrugar mañana. Y ale, ale, mamá a la cama.
Él suele aprovechar todas las circunstancias y que su padre dormitara en el sillón fue la excusa perfecta para elegir mi cama. A todas estas , mientras nos preparábamos ya eran las doce,nuestra gata Luna había empezado su vida nocturna, entrando , saliendo, corriendo y subiendo por las esquinas de la casa.
Nos acostamos y Jorge se apropió del ordenador para según él, echar el último vistazo al tuenty.
Cinco minutos duró la paz . El peque que se había acostado sin camisa decidió ponerse una, me levanté, el me siguió, también me siguió Luna y hasta Jorge salió de la habitación preguntando que pasaba - el Postman roncaba en el sofá - fui hasta su armario, abrí , saque una camiseta fresca pues la noche estaba calurosa y volvimos a la habitación. Silencio de nuevo.
¡Rasgg, rasgg, rasgg!
¿ Qué es eso ? pregunto yo.
Luna se quedó encerrada en algún armario me contesta Sergio. Y salimos al pasillo de nuevo, encontrándonos allí con Jorge mientras alguien seguía roncando en el sofá.
Rasgg, Rasgg, rasgg.
En este cuarto no está dice Jorge, pasamos por la cocina y tampoco, se había quedado dentro del armario del peque. Abrimos la puerta y salta ella como poseída y corre por el pasillo. Desandamos todos el camino y otra vez silencio. La una menos cuarto.
Tecleos y ronquidos amenizan la noche. Dame un beso de buenas noches mamá. En la oscuridad chocan nuestras cabezas y no podemos contener la risa. Jorge viene a ver que pasa. Y Luna sube a la cama ronroneando con el fin de que le dejen quedarse allí. Nuestras risas entorpecen su sueño y el Postman se gira en el sofá emitiendo un sonido gutural tal que así; qgrufqusrg.
Shhhh, risas contenidas.
Ahora ya estamos lo suficientemente espabilados como para levantarnos a comer algo. Leche caliente y galletas. Evitando el ruido del microondas la calentamos en un caldero pequeño. Luna araña la nevera por si alguien se apiada y deja caer unas lonchas de pechuga de pavo. Al baño, los dientes, en el pc suena muy bajo el Thriller de Michaell Jackson, otra vez a la cama. Dos menos diez.
Empiezo a desear que mañana amanezca el día nublado, necesito dormir.
Entrando en el umbral del sueño, salta la chispa ¡ el despertador !, en un acuerdo tácito entre el Postman y yo si alguno de los dos se duerme sin activar el despertador para la mañana siguiente, el otro superviviente de la noche lo pondrá en marcha. Las dos y treinta y cinco. Me levanto sigilosamente y Sergio pregunta ¿ a dónde vas ?. Tendré que revisarme el sigilo.
Luna camina de un lado a otro de la casa como vigilante de unos grandes almacenes, haciendo paradas para observar lo que ocurre . Decide afilarse las garras en la esquina del sofá. Ehh ehh.
Regreso a la habitación, afortunadamente Sergio ya está dormido, el Postman debe haber entrado en su fase Rem o Ram o Rim, pues ha bajado el tono de sus ronquidos, Jorge apagó el pc y va hacia su cama y yo me acuesto dispuesta a dormir de una vez. La última vez que miré el reloj eran las tres y doce.