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Y ahora despertaría por segunda vez, pero de su sueño real, del que la hacía soñar que soñaba y despertaba.
Norton ladra. Ahora, despierta, echada en el sofá del salón comprobaba en su reloj de muñeca que eran las cinco de la tarde, tenía que levantarse y dar un paseo al perro antes de acudir a su cita diaria en la academia de baile, de la que regresaría entrada la noche. Al regreso; una ducha , cenar algo ligero y meterse en la cama no más tarde de las doce. A las siete sonaría el despertador, pero no sin antes haberse despertado a las tres de la madrugada sabiendo lo que sabía, lo había soñado. Y volvería a soñarlo. ¿ Lo estaría soñando?
Se oye un perro ladrar.
Nota : Imagen, The siesta de http://www.frederickarthurbridgman.org/
Uffs, nena, qué estrés.
ResponderEliminarEsa siesta ajetreada, mejor suprimirla.
Que bucle más dormilón, Cris.
ResponderEliminarSonrío.
¡Hola!
ResponderEliminarUn mal sueño lo tiene cualquiera, ¡¡Pero!!
Un poco de ayuda no le vendría mal.
¡Digo Yo...!
Saludos de J.M. Ojeda.
Buen fin de semana.
Uyyyyyyy, esa siestecilla te deja un mal cuerpo... O el sueño es interesante a pesar de la repetición de la hora?
ResponderEliminarUn besote
Un abrazo a los viejos conocidos, no por viejos sino por conocidos ;).
ResponderEliminarBienvenido Humberto, gracias por tu visita y por mostrarme tu espacio en el que estoy disfrutando mucho.
Saludos para todos
Ella baila, agita el cuerpo y subitamente un perro ladra, se despierta: sueña que baila, baila que sueña....
ResponderEliminarmi beso