martes, 31 de marzo de 2009

La moral de los pingüinos

¡ Europa !. La gran salvadora. Claro está que esto tiene que ver desde donde la mires. O mejor dicho, cuanto levantes la vista.

Supongo que les habrá pasado, es el último grito para ver el progreso; ¡ A ver si miramos a Europa !. Pero eso si, debes hacerlo sólo para ver el progreso, ni se te ocurra bajar la vista, no vaya a ser que tengas que estar desviando la mirada todo el tiempo. Porque claro,a ver que ciudad europea que se precie (" Hay muchos indigentes en Dusseldorf, y mucha gente que no los nota" Fiftyfifty ) y que tenga los mejores avances se le va a ocurrir tener indigentes, y ninguna ciudad europea que se precie va a permitir que su industria farmacéutica pida ayuda al gobierno para superar la actual recesión ( los belgas como son) y vaya por donde se le ocurra ¿ disturbios en Irlanda del norte ?, sólo nos faltaba ahora que los italianos suban el precio de la vivienda más de un 25% en los últimos años o que a los sindicatos franceses se les ocurra acusar a la sanidad de falta de medios y personal. ¿ Es qué esta gente no sabe que los españoles estamos mirando a Europa ?.

Es que no hay consideración, " Cáritas advierte de la masiva presencia de indigentes extranjeros en las calles, muchos son naturales de Alemania, Francia, Holanda y Rumanía ", ¿ son bobos estos extranjeros ?, nosotros mirando para ellos y ellos escondiéndose en nuestras calles. ¡ Si te digo yo !

Libro octavo
Los tiempos futuros : La historia sin fin.

Nunca les parecía bastante la elevación de las casas: las hicieron de treinta y cuarenta pisos, donde se apilaban oficinas, almacenes, despachos de banqueros, domicilios de Sociedades, y excavaban el suelo para construir bodegas y túneles.
Quince millones de hombres trabajaban en la inmensa capital a la luz de los faros encendidos noche y día. La claridad el cielo no atravesaba la humareda de las fábricas que rodeaban la ciudad; pero algunas veces se veía el disco rojo de un sol sin irradiaciones al cruzar el firmamento ennegrecido y surcado por puentes de hierro, de los cuales caía una lluvia eterna de carbonilla y engrases. Era la más industrial de todas las ciudades del mundo y la más metalizada. Su organización parecía perfecta : no le quedaba nada ya de las antiguas formas aristocráticas o democráticas de las sociedades: todo estaba subordinado a los intereses de los "trusts". Se formó en aquel medio que los antropólogos llaman el prototipo archimillonario. Eran hombres a la vez enérgicos y débiles, capaces de poderosas combinaciones mentales y de un penoso trabajo de oficina, pero cuya sensibilidad sufría desequilibrios hereditarios que aumentaban con los años.

La isla de los pingüinos. ( Anatole France, 1908)

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