A la Tierra le ha nacido una nueva capa, una capa llena de vida; que vive, siente, sufre, divierte, transmite, comparte, y sobre todo asombra por su amplitud.
Casi parece infinita.
Un lugar maravilloso que te permite viajar en el tiempo ( la historia ), el espacio (la geografía) y los sentimientos ( quienes y como somos).
La blogsfera es como una patria universal, da igual tu procedencia, tu edad, tu sexo, el color de tu piel, tu ideología política o religiosa, aquí son válidas las personas, todos tenemos algo que decir y todos tenemos algo que aprender. Elegir lo que quieres ver o saber, sin tener que dar explicaciones, sin rodeos, sin excusas, sin justificaciones, libremente.
Una parte del tiempo que estoy conectada a la red la dedico a pasear por la blogsfera, saltando de acá para allá, así puedes leer; desde como cultivar en tu balcón, hasta saber como desayuna una familia en Sidney, pasando por la visión y relato de un casco azul en las zonas de conflicto hasta la hermosa poesía de una mujer anónima.
No sólo es la información que te llega, sino la forma de hacerla llegar, el particular punto de vista de quien escribe y eso la hace más rica en contenidos. Al igual que en cualquier ámbito, la objetividad ( si sabes aplicarla) te la da conocer todas las opciones, al margen de tu propia manera de pensar o sentir, para valorar, respetar, y elegir. Nada ni nadie te obliga. Una forma de conocer en libertad. Y cualquier forma de libertad es vida, como esta de expresar lo que yo siento, pueda corresponderse o no, con la realidad o parecer de otros.
Una de las expresiones que más me atrae de la blogsfera es la de los recuerdos, la memoria de lo vivido en el plano personal. Y aunque a lo largo de nuestra vida siempre podemos comentar cosas sucedidas con otros, hay partes de nuestra memoria que quedan aparcadas hasta que algo leído u oído las hace aflorar.A mí me pasa a menudo en este entorno.
Ayer mismo, leyendo una sencilla receta de una tarta de moka con galletas, la creadora del blog se remontaba a las tardes de su infancia, y no pude evitar rememorar la mía, en la que esa misma tarta iba ligada al recuerdo del cumpleaños de una de mis amigas. Era un postre que se hacía en casi todas las casas, pero su madre tenía una mano especial para hacerla, conseguía un sabor exquisito. Y de la misma manera en otra ocasión, leyendo un blog dedicado a poemas del Barroco y en particular a Lope de Vega, casi me encontré en el recuerdo con mi profesora de Lengua Castellana de segundo de BUP, mientras recitaba:
Naranjitas me tira la niña
en Valencia por Navidad,
pues a fe que si se las tiro
que se le han de volver azahar
...
Ahora nos corresponde a todos evitar que se llene de agujeros negros. Cuidemos la Blogsfera, creando.
:) a cuidar!
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